Sound of Freedom, la película taquillera que expone el sucio negocio del tráfico infantil y derrumba la censura de las multinacionales del cine.

En Latinoamérica y Bolivia es un secreto a voces. La mayoría sabe que existe un mundo subterráneo en el que se secuestra a personas y, muy especialmente a niños, con fines inimaginables, pero nadie se mete con eso, y mucho menos los gobiernos. 

Se trata de una o más organizaciones criminales que actúan con tolerancia estatal en el mundo. La película “Sound of freedom” (“Sonido de libertad”) te muestra eso, pero amplificado en tres países: Estados Unidos, México y Colombia.

Sound of freedom” no es ficción. Está basada en hechos reales y probados, y eso confirma que la trata y tráfico de personas es un delito mundial, que goza en esos tres países de la misma impunidad que en todas las naciones del planeta, y te da la clave de por qué las grandes corporaciones están atacando a esa producción independiente.

Su solo estreno, el 4 de julio de 2023, fue un milagro. El film ya estaba listo en 2018, pero “una serie de eventos desafortunados” evitaron su llegada a las salas.

Dos podrían ser considerados factores externos, como la compra de Fox —que tenía los derechos de producción—, por parte de Disney, y el confinamiento mundial provocado por la pandemia; pero otros, como un claro boicoteo para que la gente no la vea, ya no pueden ser considerados circunstancias fortuitas. 

Había un complot contra el producto cinematográfico y provenía de diferentes frentes. De hecho, la película no fue aprobada para su distribución en Netflix o en Amazon, para dar algunos ejemplos.

“LOS INTOCABLES”

La Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés) ha informado oficialmente que “la trata de personas afecta prácticamente a todos los países, ya sea como punto de origen, tránsito o destino, y se ha informado de que en 137 Estados se ha explotado a víctimas de por lo menos 127 países”. 

La pederastia, entendida como el abuso sexual cometido con menores de edad, forma parte de ese conjunto de delitos: “De manera global, una de cada cinco víctimas son niños”.

Hay dos detalles que no aparecen en las cifras oficiales y el primero es la impunidad, que no se refleja en hechos, sino en omisiones.

Hasta la fecha, ningún país ha reportado que un pez gordo de la trata y tráfico haya sido arrestado y sentenciado.

Es más fácil que caiga uno del narcotráfico. El segundo es que las mafias que se dedican a ese negocio tienen protección desde las más altas esferas, públicas y privadas, porque se benefician de sus “servicios”. 

Para ponerlo más claro: ni autoridades ni millonarios quieren desarmar negocios de los que son clientes preferenciales. Eso explica los ataques que recibió “Sound of freedom” apenas se hubo estrenado. 

“MILAGROS INESPERADOS”

Al plantear un argumento en el que unas cuantas personas se enfrentan a poderes inimaginables que controlan el secuestro de niños para comercio sexual o tráfico de órganos, “Sound of freedom” está poniendo en evidencia al “stablishment”.

Uno de los brazos más fuertes es la industria del entretenimiento, afincada en Hollywood, que lo primero que hizo fue cerrarle las puertas y luego le cortó caminos.

Como, finalmente, no pudo detener el estreno, desató una campaña de desprestigio en contra de la película. Se pretendió esparcir el rumor de que era un trabajo de los denominados “conspiranoicos”, y los medios que dependen del “stablishment” le dedicaron sendos artículos en contra.

Uno de ellos llegó a decir que la cinta dirigida por Alejandro Monteverde es sobre “un superhéroe para padres con cerebros de gusano”.

En Bolivia, donde la trata y tráfico es un secreto a voces y no hay peces gordos detenidos por ese delito, la proximidad del estreno nacional de esa película debería preocupar a los pedófilos.  

Sound of Freedom

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *