Cuando pensamos en el género de la guerra, lo primero que nos viene a la mente son explosiones, batallas épicas y actos de heroísmo.
Sin embargo, en la saga «Guerra», decidimos sumergirnos en un terreno mucho más oscuro y desafiante: el terror psicológico y el devastador impacto en la salud mental.
Nuestro objetivo no era glorificar el combate, sino explorar la fragilidad humana cuando se enfrenta al horror más profundo.
Desde el primer libro, «nuevos comienzos, sobre las luchas mentales de Anna Madeleine con su familia. anna lucho para poder tener ese nuevo comienzo de mi vida. La guerra se convierte en un personaje más: una entidad omnipresente que retuerce las mentes y desdibuja la línea entre la realidad y la pesadilla.
A lo largo de la saga, vemos a los personajes desmoronarse poco a poco y tener la resiliencia para poder avanzar además del amor que intentaron detener.
En la saga «Guerra», la figura de Anna Madeleine se erige como un desgarrador testimonio del terror psicológico que proviene del hogar.
Mientras que otros personajes luchan contra el enemigo externo, la verdadera guerra de Anna se libra en dos frentes: el veneno sutil de su familia tóxica.
Desde el principio, Anna es una heroína atípica. Su mente, ya frágil por años de manipulación y desprecio familiar, es el blanco perfecto para las sombras de la guerra.
Su familia, lejos de ser un refugio, actúa como un constante recordatorio de su falta de valía, sembrando dudas y miedos.
Las cartas de su madre, llenas de culpas y expectativas imposibles.
Esta dinámica tóxica tiene un impacto devastador en la salud mental de Anna, manifestándose en ataques de pánico, ansiedad y una profunda dificultad para confiar en los demás.
Pero quizás el aspecto más cruel de su lucha interna es la incapacidad de quitarles el amor verdadero.
Cada vez que una conexión genuina parece florecer, la voz de su familia resuena en su cabeza, recordándole que no es digna, que el amor es una debilidad o que está destinada a la soledad.
Anna lucha en contra de su familia, empujando a quienes se preocupan por ella, convencida de que así evita un dolor mayor.
La saga «Guerra» utiliza la experiencia de Anna para explorar cómo el trauma familiar puede ser incapacitante.
Su viaje no es solo para sobrevivir al conflicto, sino para liberarse de las cadenas invisibles que su familia le ha impuesto y, quizás algún día, permitirse la posibilidad de amar y ser amada.
La batalla más dura de Anna no es contra un enemigo visible, sino contra los fantasmas de su pasado que le impiden construir un futuro.